Se me conoce como pintora. Pertenezco al círculo del “Blaue Reiter”, reconocido por su uso imponente del color… y, sin embargo, ahora presento ilustraciones ascéticas en blanco y negro [...] Entre 1920 y 1930 tuve una época poco productiva. No tenía un lugar propio, iba de casa en casa, a veces habitaba una pensión, a veces era huésped dealgún amigo o pariente. No tenía estudio propio. El cuaderno se volvió mi cómplice, y el dibujo la expresión de mi experiencia visual. En esa época lo que más me interesaba eran las personas. En un concierto, en la mesa, en el tren las observaba y, por lo general, las retrataba en secreto, sin que lo notaran. Algunas “posaron” para mí. Pero incluso en esos casos, solo producía bosquejos. Obras momentáneas. Un par de líneas.
No volví a “trabajar” en esos estudios. Eran obras perfectas. Contenían todo lo que yo tenía para comunicar, y no necesitaban nada más para ser un cuadro. [...]
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