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Aby Warburg

Atlas Mnemosyne
Introducción 

2023, 24 pp.   
CC 4.0

Aby Warburg (1866-1929) desarrolló su Atlas Mnemosyne después de la Primera Guerra Mundial, cuando los cimientos del “proyecto civilizador” europeo habían sido sacudidos y, con él, los sistemas de conocimiento existentes y sus instituciones.

En el Atlas, su respuesta a esta crisis, Warburg retoma una línea de trabajo sobre la memoria visual humana que había iniciado mucho tiempo atrás: el estudio del arte como categoría antropológica. Había investigado la existencia a largo plazo de las imágenes inscriptas en la memoria como configuraciones que dan forma visual a las afecciones. Si partimos de la noción lineal y moderna del tiempo, en la que el pasado precede al presente, podemos afirmar que, para Warburg, la memoria no es un lugar que permite recordar lo pasado, sino, más bien, una conciencia viva, dinámica y de múltiples capas.

Los paneles con imágenes, creados entre 1928 y 1929, que componen el Atlas Mnemosyne pueden entenderse como dispositivos que se valen del espacio para revelar distintas capas de la memoria y las redes entre ellas. Para este proyecto, Warburg aprovechó las posibilidades de la reproducción técnica de imágenes y esculturas. Su archivo visual, fotografías acumuladas durante décadas, le permitió generar constelaciones particulares –siguiendo a Walter Benjamin– con las imágenes de las obras de los paneles, independientemente de su origen temporal y geográfico. De este modo, trascienden no sólo los límites del espacio y el tiempo, sino también los que existen entre los objetos artísticos y etnológicos. La intención de Warburg no era hablar a través de las imágenes, sino transformarlas en vehículos para la experiencia y el pensamiento, en suma, en dispositivos de memoria.

Estos paneles invitan al espectador a participar en la producción de significado, al forjar, a través de su propia percepción, conexiones siempre nuevas. Por un lado, surge un nuevo conocimiento en la exploración entre paneles y entre las imágenes dispuestas por Warburg; por otro, se abre un espacio de posibilidades para que el espectador cree sus propias relaciones dinámicas. El proceso evita conscientemente establecer significados y sentidos, mientras que los espacios entre las imágenes aluden a lo desconocido y, como tal, a lo posible. El espectador no es más que un navegante entre aguas, a la vez, familiares e ignotas.

El texto que presentamos aquí es la “Introducción” al Atlas Mnemosyne. Se trata de una edición crítica compilada sobre la base de las copias mecanografiadas de distintos borradores de Warburg, que se conservan en el Instituto Warburg. Es una herramienta teórica que complementa a los 79 paneles que conforman la instalación completa. 

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