1.
Perfecto es el silencio de este día dorado.
Bajo viejos robles
te muestras, Elis, reposando con ojos redondos.
Su azul refleja el sueño de los amantes.
En tu boca
enmudecieron sus suspiros rosados.
Al atardecer el pescador recogió las redes negras.
Un buen pastor
conduce su rebaño hacia el linde del bosque.
¡Oh! Qué justos son, Elis, todos tus días.
Suave cae
azulado silencio por las paredes desnudas del olivo,
se extingue de un anciano el canto oscuro.
Una barca dorada
balancea, Elis, tu corazón en el cielo solitario.
2.
Un delicado sonido de campanas en el pecho de Elis
al anochecer,
cuando su cabeza se hunde en la negra almohada.
Una presa azul
silenciosa sangra en el zarzal.
Un árbol marrón de pie apartado;
sus frutos azules caídos.
Signos y estrellas
lentamente se hunden en el estanque nocturno.
Detrás de la colina es invierno.
Palomas azules
beben por las noches del gélido sudor,
que cae por la frente acristalada de Elis.
Permanente ruido
en los muros negros del solitario viento de Dios.