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Buchwald

Georg Trakl: Elis

1.

Perfecto es el silencio de este día dorado.

Bajo viejos robles

te muestras, Elis, reposando con ojos redondos.

Su azul refleja el sueño de los amantes.

En tu boca

enmudecieron sus suspiros rosados.

Al atardecer el pescador recogió las redes negras.

Un buen pastor

conduce su rebaño hacia el linde del bosque.

¡Oh! Qué justos son, Elis, todos tus días.

Suave cae

azulado silencio por las paredes desnudas del olivo,

se extingue de un anciano el canto oscuro.

Una barca dorada

balancea, Elis, tu corazón en el cielo solitario.

2.

Un delicado sonido de campanas en el pecho de Elis

al anochecer,

cuando su cabeza se hunde en la negra almohada.

Una presa azul

silenciosa sangra en el zarzal.

Un árbol marrón de pie apartado;

sus frutos azules caídos.

Signos y estrellas

lentamente se hunden en el estanque nocturno.

Detrás de la colina es invierno.

Palomas azules

beben por las noches del gélido sudor,

que cae por la frente acristalada de Elis.

Permanente ruido

en los muros negros del solitario viento de Dios.

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