La clase dominante quiere mantener su posición con sangre (policía), con astucia (moda), con magia (pompa). [E 5 a, 7]
“1852… trajo todos los placeres de la vida, si se era bonapartista. Desde una perspectiva estrictamente humana, los bonapartistas eran los más ávidos de vida: por eso vencieron. Zola se estremeció, estaba perplejo; de la nada, la fórmula de aquellas personas que, cada una a su manera y dentro de sus posibilidades, habían fundado un imperio, estaba allí. La especulación bursátil –función vital de este imperio–, el enriquecimiento desenfrenado, el gozo sin límites fueron glorificados teatralmente en exposiciones y en fiestas que, poco a poco, comenzaban a tener un aire babilónico; y junto a estas deslumbrantes masas de la apoteosis, detrás de ellas… despertaron masas oscuras, que comenzaban a abrirse paso”. Heinrich Mann: Geist und Tat. Berlín, 1931, p. 167 (Zola). [E 6 a, 1]
“Louis Napoleón… este representante del lumpenproletariado y de todo aquello que es mentira y fraude, acumula lentamente… el poder… Daumier reaparece con elán alegre. Crea al ingenioso personaje del ‘Ratapoil’, un rufián audaz y charlatán. Y este andrajoso marodeur, siempre con un garrote asesino escondido detrás de su espalda, se convierte para él en el símbolo de la decadente idea bonapartista”. Fritz Th. Schulte, “Honore Daumier”, Die neue Zeit, 32, no. 1, Stuttgart, XXXII, p. 835. [E 7, 1]
Revolución de Julio: “Hubo menos víctimas de las balas… que de otros proyectiles. Los insurgentes subieron a los pisos más altos y arrojaban a los soldados los adoquines de granito con los que París está pavimentado”. Friedrich von Raumer: Briefe aus Paris und Frankreich im Jahre 1830. Leipzig, 1831, II, p. 145. [E 8, 3]
La construcción de barricadas aparece en Fourier como travail non salarié mais passionné. [E 9 a, 9]
En Die neue Weltbühne, XXXIV, no. 5, 3 de febrero de 1938, en un artículo de H. Budzislawski, “Krösus baut” [Croesus construye], pp. 129-30, se cita Zur Wohnungsfrage (1872) de Engels: “En realidad, la burguesía sólo tiene un método para solucionar a su manera la cuestión de la vivienda, es decir, solucionarla de tal forma que siempre vuelva a plantearse la cuestión. Este método se llama: “Haussmann”. Con “Haussmann” no solo entiendo el particular estilo bonapartista del parisino Haussmann (abrir largas y anchas calles a través de los atestados barrios obreros, y adornarlas con grandes y lujosos edificios a ambos lados, que, además de impedir estratégicamente la construcción de barricadas, generan un proletariado de la construcción bonapartista, dependiente del gobierno y que pretendía la conversión de la ciudad en una de puro lujo). Entiendo por “Haussmann” la práctica generalizada de abrir brechas en los barrios obreros, especialmente en los céntricos de nuestras grandes ciudades… El resultado es el mismo en todas partes…: las calles más escandalosas… desaparecen con la presencia de la autoalabanza de la burguesía…, pero reaparecen enseguida en otro lugar, a menudo, en el mismo vecindario”. Surge la pregunta del millón: ¿por qué en los nuevos barrios obreros de Londres (¿hacia 1890?) la mortalidad era más elevada que en la de los barrios pobres? Porque la gente se alimenta mal para poder pagar el alquiler. A la observación de Peladan que el siglo XIX obligó a todo el mundo a asegurarse el alojamiento hay que añadirle que fue a costa de su alimentación y vestimenta. [E 12, 1]
Percement de l'avenue de l'Opéra : Chantier de la Butte des Moulins du passage Molière
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