Paul Celan: Coagula (1967)
- Buchwald
- 27 jul
- 5 Min. de lectura
Auch deine
Wunde, Rosa.
Und das Hörnerlicht deiner
rumänischen Büffel
an Sternes Statt überm
Sandbett, im
redenden, rot-
aschengewaltigen
Kolben.
También tu
herida, Rosa.
Y la luz de los cuernos de tus
búfalos rumanos
en lugar de la estrella sobre el
lecho de arena, en la
elocuente, roja
atroz como ceniza
culata.
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Dieter Lamping: “El arte de conectar. El poema ‘Coagula’ de Paul Celan”.
El poema “Coagula” de Paul Celan conecta: eso es lo que define su arte. Celan conecta en el poema y conecta el poema. La palabra que da título al poema, en modo imperativo, es, a la vez, una máxima y un desafío. Revela el método del poema y exhorta al lector a imitarlo, ya que eso también es necesario: el poema de nueve versos consta de solo dos frases cortas e incompletas que, en una primera lectura, parecen enigmáticas y deben completarse para captar su significado completo.
“Coagula”, publicado por primera vez en Atemwende [Cambio de aliento] en 1967, combina, inicialmente, dos lecturas: el relato de Franz Kafka “Un médico rural” y una de las cartas de Rosa Luxemburg desde prisión (https://www.buchwaldeditorial.com/post/rosa-luxemburg-carta-a-sophie-liebknecht-mediados-de-diciembre-de-1917 ).Celan leyó ambos textos, aunque no es posible determinar con exactitud cuándo. Escritos el mismo año, Celan los lee como relatos de dos judíos, vinculados por el motivo de la herida y el nombre “Rosa”. Kafka, en su relato, describe la herida de un niño enfermo, y Rosa Luxemburg , la herida sangrante de un búfalo maltratado en su carta a la esposa de Karl Liebknecht a mediados de diciembre de 1917. Rosa, en el caso de Kafka, no solo parece ser el color de la herida del niño, sino también el nombre de la criada que el médico deja abandonada en su granja, violentamente acosada por un mozo de cuadra.
El segundo verso puede entenderse, en principio, gracias a una carta que Celan escribió a Petre Solomon, como una alusión encubierta a la herida del niño enfermo, a quien visita el médico rural por la noche. Kafka la describió con tanta precisión que parece relacionarse con la poética del desapego de Gustave Flaubert y, a la vez, con la estética de la fealdad de Charles Baudelaire: La “herida del tamaño de la palma de la mano” es “rosada, en múltiples matices, oscura en profundidad, aclarándose hacia los bordes, de grano fino, con sangre acumulada de forma irregular, abierta como una mina a flor de tierra”.
La carta de Rosa Luxemburg, a la que se alude en la segunda frase, describe el maltrato infligido a un búfalo por un soldado alemán que lo golpeaba con un látigo en la prisión de Breslavia, donde ella estuvo encarcelada a fines de 1917. Su carta constituye un famoso ejemplo de compasión no sólo hacia los humanos, sino también hacia los animales, hacia todas las criaturas.
Para Celan, ambos textos podrían ser algo más que la expresión de la sensibilidad judía hacia las heridas. Al usar la palabra «Rosa» como adjetivo y como sustantivo con dos significados, Kafka practica un arte de la asociación que Celan hace suyo. Al usar palabras y frases que pueden leerse de dos maneras, desarrolla un método para crear asociaciones sorprendentes. Convierte la herida rosada en la herida de Rosa. Pues ella también fue gravemente herida por un soldado durante su captura: le aplastó el cráneo con la culata de un fusil antes de arrojarla al Landwehrkanal. La palabra del título, que en la fórmula alquimista “solve et coagula” significa “unir”, es homónima del nominativo plural de “coagulum”, “el cuajo” que hace que la leche se cuaje, en sentido figurado: un coágulo. Incluso la última palabra del poema, «Kolben», tiene un segundo significado, químico y alquímico.
El significado de la herida de Rosa, que no describe (de hecho, no puede describirse), solo se insinúa en la primera oración con el “auch” [también]. El lector debe descubrirlo por sí mismo. Lo cual es posible, por ejemplo, mediante el adjetivo “aschengewaltigen” [atroz/poderoso como la ceniza]. Como atributo de “Kolben” [culata], es una clara alusión al exterminio de los judíos europeos. Sugiere una interpretación específica del asesinato de la revolucionaria: si la culata del fusil del soldado del Freikorps era “atroz como la ceniza”, entonces, Rosa Luxemburg también fue víctima de la violencia antisemita.
Celan conecta el motivo de la herida con su propia vida y experiencias. En primer lugar, mediante la referencia a que el búfalo que Rosa Luxemburg vio en la prisión de Breslavia provenía de Rumania, lo que la impulsa a elogiar brevemente los “pastos libres, exuberantes y verdes de Rumania”. En segundo lugar, mediante la metáfora de la luz que emana de los cuernos. Barbara Wiedemann, quien ha comentado extensamente el poema, lo interpreta como una alusión a la “cabeza de búfalo con una estrella entre los cuernos” del “escudo de armas del Principado de Moldavia”, en cuyo antiguo territorio, Celan fue obligado a realizar trabajos forzados. Por muy oculta que pueda estar la conexión con su propia vida en esa audaz metáfora, puede revelar que las referencias literarias, más allá de cualquier expresión artística, tienen también una motivación existencial.
Celan, por último, vincula el poema con otros, sobre todo de Atemwende (Cambio de aliento). El primero y más obvio es el anterior, titulado “Solve”. Juntos, los dos títulos forman la fórmula alquímica “Solve [et] coagula” (“Disolver y unir”). “Coagula” también está conectado con otros poemas del libro. Las heridas son un motivo recurrente, al igual que la arena y la ceniza, por ejemplo, en “Die schwermutsschnellen Hindrauch”, “Standing”, “Keine Sandkunst mehr”, “Aschenglorie” o “In Prag”, donde ambos motivos, a su vez, remiten al primer poemario de Celan, La arena de las urnas. Existe también una conexión obvia con un poema posterior de Celan: “Du liegst”. Escrito con motivo de una visita a Berlín antes de Navidad en 1967, también se refiere a los asesinatos de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht.
El poema de Celan conecta. Establece asociaciones inicialmente no reconocibles. No existe una conexión directa entre Franz Kafka y Rosa Luxemburg, más allá de la creación simultánea de sus textos, como tampoco la hay entre Rosa Luxemburg y Paul Celan. El autor las establece en el poema en el horizonte de sus lecturas y experiencias. Al hacerlo, carga palabras específicas con significados que no tienen (ni pueden tener) en su contexto original. Si estos significados están meramente ocultos o subyacentes, es una decisión del lector; el poeta los utiliza para sugerir conexiones. Quizás haya algo alquímico en su proceso, ya que, al unir, se produce una transformación y transmutación: el material literario vuelve a ser el material de la vida, incluida la propia.
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