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  • Buchwald

László Moholy-Nagy: La fotografía sin precedentes (1927)

Toda teoría y polémica referida a los métodos y fines de la fotografía ha estado, hasta el momento, mal enfocada. De entre tantas posibilidades de abordar el tema, siempre se consideró esencial la relación entre fotografía y arte.

El hecho fotográfico no es valorado si se lo clasifica como un procedimiento de registro de la realidad, como una herramienta de investigación científica, como un modo de fijar lo efímero, como fundamento para procesos de reproducción o como “arte”.

El procedimiento fotográfico no tiene precedentes con respecto a los medios de expresión óptica conocidos. Tampoco sus resultados: allí donde utiliza sus propios recursos. Ya las infinitas gradaciones del claroscuro, que materializan el efecto casi inmaterial del fenómeno lumínico, bastarían para establecer una nueva manera de ver, una nueva forma de expresión óptica.

Pero en la fotografía hay infinitamente más. El trabajo fotográfico contemporáneo tiene primero que concentrarse en encontrar procedimientos que respondan a las leyes intrínsecas del medio: sólo cuando se haya desarrollado un lenguaje fotográfico relativamente preciso, quienes sean realmente talentosos podrán elevar la fotografía a la categoría de “arte”. Para ello, la primera condición es: ¡no orientarse con formas de representación tradicionales! La fotografía no lo necesita. Ningún lenguaje pictórico, pasado o presente, es capaz de rivalizar con las posibilidades que la fotografía misma ofrece. ¿Para qué las comparaciones “pictóricas”? ¿Por qué imitar a Rembrandt (o a Picasso)?

Más allá de idealismos utópicos, podemos afirmar que en un futuro muy cercano habrá una transformación de los objetivos de la fotografía. Aunque no estén siempre coordinadas, se están haciendo investigaciones:


Empleo consciente de las relaciones claro-oscuro. Actividad de la claridad, pasividad de la oscuridad. Inversión en las relaciones de valores positivos y negativos.

Introducción de mayores contrastes.

La explotación de la textura y de la estructura (factura) de los distintos materiales.

Formas de representación desconocidas.


Las áreas de estudio en las que todavía hay mucho por hacer pueden determinarse gracias a sus nuevos aportes en el proceso fotográfico:

  1. Perspectivas inusuales: fotografías oblicuas, en picado o contrapicado.

  2. Experimentos con distintos sistemas de lentes: un procedimiento que distorsiona, incluso deforma hasta lo irreconocible, nuestra percepción visual. (Experimentos con espejos cóncavos y convexos, fotografías tomadas en “casas de la risa”, etc., fueron sus precursores).

  3. Captura total del objeto (reutilización de la fotografía estereográfica).

  4. Nuevas formas de composición. Abandono de la perspectiva.

  5. Incorporación de la experiencia en radiografía con respecto al abandono de la perspectiva y la capacidad de penetrar.

  6. Registro fotográfico sin cámara mediante la iluminación de la superficie fotográfica.

  7. Verdadera sensibilidad al color.

Únicamente la obra que los unifique, que sea la síntesis de todos estos elementos, será reconocida como verdadera fotografía.




El desarrollo de la fotografía está recibiendo un fuerte impulso de la mano de la cultura de la luz, hoy en día cuidada ya en diversos ámbitos.

Este siglo pertenece a la luz. La fotografía es el primer medio de creación lumínica, aunque lo sea de forma transpuesta y –quizás precisamente por eso– casi abstracta.

El cine va mucho más allá. Incluso se puede afirmar que la fotografía alcanza su apogeo con el cine. La exploración de una nueva dimensión óptica alcanza nuevas posibilidades con el cine.

Pero los logros conseguidos en materia de fotografía estática son indispensables para que el cine siga desarrollándose. Se trata de una interacción notable: el maestro visita la escuela de su discípulo. Se trata de un laboratorio recíproco: la fotografía como campo de experimentación para el cine; el cine como estímulo e inspiración para la fotografía.

La problemática del cine proporciona conocimientos que sirven como directrices para el procedimiento fotográfico y pueden enriquecer sus resultados: intensidades y ritmos cambiantes de luz, variaciones en el movimiento del espacio producidas por la luz, aparición y desaparición de elementos en movimiento despiertan en nosotros aptitudes latentes de nuestro cerebro. Claroscuro. Materialización de la luz. Movimiento de la luz. Distancia y cercanía de la luz. Capacidad de penetrar y de estructurar. Fuertes experiencias ópticas que pueden estar a disposición del ser humano.

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