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Buchwald

Hans/Jean Arp: Elementos

Sueño con los cuatro elementos, tierra, agua, fuego, aire.

Sueño con el bien y el mal.

Y la tierra, el agua, el fuego, el aire, el bien y el mal

se entrelazan y forman lo esencial.


En un sinuoso paso de montaña veo a una hoja elevarse.

La hoja se transforma en torso.

El torso se transforma en jarrón.

Aparece un ombligo ingente.

Crece,

más y más.

El sinuoso paso de montaña se disuelve en él.

El ombligo se ha transformado en sol,

en fuente ilimitada,

en la fuente original del mundo.

Irradia.

Se ha transformado en luz.

Se ha vuelto lo esencial.

Me cuesta recordar la diferencia entre un palacio y un nido.

Un nido y un palacio son igual de magníficos.

En la flor, ya brilla la estrella.

El camino que lleva a lo esencial es este confundir, entrelazar, disolver, este eliminar límites.

Las formas del mundo flotan como nubes que se unen unas a otras.

Cuanto más fuerte sea esa unión,

más cerca van a estar de la esencia del mundo.

Cuando lo físico desaparece,

lo esencial resplandece.


Sueño con el cráneo volador,

con la puerta del ombligo y los dos pájaros que forman la puerta,

con una hoja que se transforma en un torso,

con esferas amarillas, con superficies amarillas,

con el tiempo amarillo, verde, blanco,

con el reloj esencial, sin agujas ni números.

Sueño con el interior y el exterior, con el arriba y el abajo, con el aquí y el allá, con el hoy y el mañana.

Y el interior, el exterior, el arriba, el abajo, el aquí, el allá, el hoy, el mañana se confunden, se entrelazan, se disuelven.

El camino que lleva a lo esencial es este eliminar límites


La montaña ombligo y las montañas

la hoja se transforma en torso

el torso se transforma en jarrón

una letra terrenal

el ombligo

hijo de la niebla

sueño con el cráneo volador

la ventana éter

sueño con la puerta del ombligo y los dos pájaros que forman la puerta.

¿Dónde está arriba, dónde está abajo?




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