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  • Buchwald

Walter Benjamin: CURRICULUM VITAE

Nací el 15 de julio de 1892 como el hijo del comerciante Emil Benjamin en Berlín. Asistí a una secundaria con orientación humanística, de la que me gradué en 1912. Estudié Filosofía, así como Literatura alemana y Psicología en las universidades de Friburgo i. B., Múnich y Berlín. El año 1917 me llevó a Suiza, donde continué mis estudios en la Universidad de Berna.


Durante mis años de estudiante universitario estuve decisivamente influenciado por algunos textos que, hasta cierto punto, se alejaban de mi bien delimitada área de estudio. Pienso en el “Arte industrial tardorromano” [Spätrömische Kunstindustrie] de Alois Riegl, la “Villa” de Rudolf Borchardt, el análisis de Emil Petzold sobre “Pan y vino” [Brod und Wein] de Hölderlin. Las conferencias del filósofo muniqués Moritz Geiger y el profesor privado berlinés Ernst Lewy sobre las lenguas ugrofinesas dejaron una impresión duradera en mí. Las clases que este último dio acerca de “Sobre la estructura lingüística de los pueblos” [Über den Sprachbau der Völker] de Humboldt, así como las reflexiones que desarrolló en su libro Sobre el lenguaje del Goethe tardío [Zur Sprache des alten Goethe], despertaron mi interés por la filosofía del lenguaje. En 1919 aprobé mi doctorado en la Universidad de Berna con la calificación summa cum laude. Mi tesis se publicó como libro con el título El concepto de crítica de arte en el Romanticismo alemán [Der Begriff der Kunstkritik in der deutschen Romantik] (Berna, 1920).


Tras mi regreso a Alemania, el primer libro que publiqué allí fue una traducción de las Tableaux Parisiens de Baudelaire (Heidelberg 1923). El libro contiene un prefacio sobre “La tarea del traductor” [Die Aufgabe des Übersetzers], la primera manifestación de mis reflexiones sobre filosofía del lenguaje. Desde un principio me interesaron, sobre todo, la filosofía del lenguaje y la teoría del arte. Debido a la primera, durante mi estadía en la Universidad de Múnich cursé Estudios Mexicanos –decisión a la que le debo mi relación con Rilke, quien en 1915 también estudiaba el idioma mexicano–. Mi dedicación a la filosofía del lenguaje también contribuyó a mi creciente interés por la literatura francesa. En un principio me fascinó la teoría del lenguaje tal como aparece en las obras de Stephane Mallarme.


En los primeros años después del acuerdo de paz, mi preocupación por la literatura alemana seguía siendo predominante. La primera obra de relevancia fue mi ensayo “Las afinidades electivas de Goethe” [Goethes Wahlverwandtschaften] (Munich, 1924-25). Este trabajo me ganó la amistad de Hugo von Hofmannsthal, quien lo publicó en sus Neuen Deutschen Beiträgen. Hofmannsthal también puso todo su ánimo en mi siguiente obra, El origen del Trauerspiel alemán[Ursprung des deutschen Trauerspiels] (Berlín, 1928). Ese libro tenía como objetivo presentar una perspectiva nueva sobre el drama alemán del siglo XVII. Se planteaba la tarea de contrastar su forma de "tragedia", el Trauerspiel, con la tragedia y de mostrar la relación que existe entre la forma literaria del Trauerspiel y la forma artística de la alegoría.


En 1927, un editor alemán me contactó con el proyecto de traducir la gran obra novelística de Marcel Proust. Había leído los primeros volúmenes de su obra en Suiza, en 1919, con apasionado ahínco y acepté la propuesta. El trabajo dio lugar a varias estancias prolongadas en Francia. Mi primera estancia en París fue en 1913; regresé en 1923; de 1927 a 1933 no transcurrió un año en el que no pasara varios meses en París. Con el paso del tiempo, entré en contacto con varios de los principales escritores franceses, Andre Gide, Jules Romains, Pierre Jean Jouve, Julien Green, Jean Cassou, Marcel Jouhandeau, Louis Aragon. En París me crucé con el camino recorrido por Rilke y conocí al círculo de conocidos de Maurice Betz, su traductor. Al mismo tiempo, me comprometí a informar al público alemán sobre la vida intelectual francesa a través de reportes periodísticos que se publicaban en el Frankfurter Zeitung y en el Literarischen Welt. Antes de que Hitler llegara al poder, se publicaron tres volúmenes de mi traducción de Proust (Berlín 1927 y Múnich 1930).


La época entre las dos guerras se separa, para mí, naturalmente en un antes y después de 1933. Durante el primer período hice largos viajes por Italia, los países escandinavos, Rusia y España. Aparte de los escritos ya mencionados, mi trabajo de esa época está marcado por estudios sobre las obras de grandes poetas y escritores de nuestro tiempo. A este grupo pertenecen extensos trabajos sobre Karl Kraus, Franz Kafka, Bertolt Brecht y sobre Marcel Proust, Julien Green y los surrealistas. Al mismo período pertenece Calle de una sola mano [Einbahnstraße] (Berlín, 1928), una antología de aforismos. También hice trabajo bibliográfico. Me encargaron una bibliografía completa sobre la vida y obra de G. Chr. Lichtenberg, que no se publicó.


Dejé Alemania en marzo de 1933. Desde entonces, mis trabajos más grandes se han publicado en la revista del Institute for Social Research. Mi artículo “Problemas de la sociología del lenguaje” (Zeitschrift für Sozialforschung, volumen 1935) ofrece una visión crítica del estado actual de las teorías de la filosofía del lenguaje. El ensayo "Carl Gustav Jochmann" (ibid., 1939) representa un eco de mis investigaciones sobre la historia de la literatura alemana. (La colección de “Cartas alemanas” del siglo XIX que publiqué en Lucerna en 1937 pertenece al mismo contexto de publicación). Mi trabajo "Sobre la situación social actual del escritor francés" ( ibid., 1934) da un pantallazo general sobre la nueva literatura francesa. Las obras sobre “Eduard Fuchs, coleccionista y el historiador" (ibid., 1937) y “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica" (ibid., 1936) representan aportes a la sociología de las artes visuales. Estas últimas obras buscan comprender ciertas formas de arte, especialmente el cine, a partir del cambio de función del arte en relación con los cambios sociales a los que está subordinado. (Mi ensayo “El narrador”, que se publicó en una revista suiza en 1936, plantea un problema análogo en el campo literario). Mi último trabajo, “Sobre algunos motivos en Baudelaire” (ibid., 1939), es una fracción de un conjunto de investigaciones que se proponen hacer de la poesía del siglo XIX un medio crítico de conocimiento sobre el siglo XIX.


Gesammelte Schriften, VI, 225-228.

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