Estimado Ingeniero en Jefe Dr. John,
Después de consultarlo personalmente con usted, me tomé la libertad de mandarle a mi cuñado, el pintor Teniente Anton Peschka, porque quería mostrarle algunos de sus dibujos, tal vez alguno pueda interesarle. Pero el motivo principal de mi carta es otro y creo que usted, como mecenas de las artes, me disculpará si no le informo esto personalmente, pero como E. F. Corp. [Sargento voluntario] E. Sch., no puedo atribuirme todo lo que como artista le escribo aquí. Ayer recibí una nota que me informaba que debía presentarme para otro examen de reclutamiento. Le comento que el 10 de septiembre de 1918 me presenté ante una comisión junto con todo el equipo del Museo del Ejército y no veo por qué debo volver a hacerlo, si no pasó ni un mes. Entiendo que es un error porque sé, por oficiales amigos míos, que no necesito presentarme ante una comisión de reclutamiento más de una vez al año.
Me deprime que a mí, como artista, se me confíe la responsabilidad y la decisión de lo que ahora son las cuestiones artísticas más importante de Austria y, por otro lado, se me vuelva a citar ante una comisión militar debido a errores cometidos por otros, cuyos caprichos entorpecen la existencia del poder creativo y todo nuevo desarrollo espiritual del arte. Este sentimiento de inseguridad me oprime enormemente y, en circunstancias como estas, no puedo encontrar el deleite en el arte (por el cual soy capaz de todo) ni comenzar nuevas obras. Hoy desempeño un papel diferente para el Estado y, por lo tanto, espero una evaluación diferente de mi persona.
Ya el ambiente del cuartel, con sus oficinas y residentes, me horroriza y me vuelve locamente incapaz de hacer lo más mínimo. Es por eso que me haría feliz renunciar a toda relación con lo militar solo para evitar entrar en contacto con este tipo de personas.
En este momento estoy preparando una exposición en Wiesbaden, de cuyo contenido artístico soy responsable y me tiene ocupado de la mañana hasta la noche. Al mismo tiempo, me encargaron una exposición de retratos en la Secesión, además de la gestión de nuestra nueva asociación de artistas para la que ahora busco una cooperación con el Hagenbund. Hoy pretendía terminar un cuadro, pero la noticia del examen me quitó todas las ganas. Además de estas obligaciones, tengo que hacer:
1. El cuadro para el Museo de Guerra.
2. Catorce retratos.
3. El trabajo con el Prof. Hanslik.
4. El Burgtheater me pide constantemente diseños para la decoración de escenarios.
5. El Morgen va a editar una nueva revista y me piden que trabaje con ellos.
Además de un sinnúmero de exposiciones en el Imperio y en el extranjero. Ese papel que recibí me parece una ironía con maldad. A lo bueno no le hace falta la violencia. Le pido aclaración, consejo y perdón. Con el mayor de los respetos, mi devoto agradecimiento.
Comentarios