Grito de caza y ladridos sangrientos;
detrás de cruz y colina gris
el espejo del estanque ciega delicadamente,
el azor gañe fuerte y claro.
Sobre rastrojal y sendero
acecha ya un negro silencio;
purísimo cielo entre las ramas;
solo el arroyo fluye tranquilo y manso.
Pronto se pierden pez y presa.
Alma azul, oscuro caminar
sepáranos pronto de los amados, otros.
El atardecer altera sentido e imagen.
De la vida recta pan y vino,
Dios en tus tiernas manos
pone el oscuro final del hombre,
toda la culpa y rojo tormento.